Las amistades entre las niñas son fundamentales para su desarrollo socio-emocional pero ¿a quién hay que acudir si se vuelve en contra y les daña la autoestima?
Qué bonito ver a nuestras hijas con sus amigas en un cumpleaños haciendo galletas, admirarlas al entrar en la escuela infantil agarradas de la mano o felices jugando a pintarse la cara.
Y qué difícil resulta recoger las emociones desbordadas cuando esas amistades no son recíprocas, cuando son excluidas, no las invitan a cumpleaños, las sacan del grupo de whatsapp y no reciben los “likes” que esperaban.
Estas historias de niñas se repiten en muchas edades, de pequeñas, siguiendo a las líderes repitiendo juegos y sintiendo admiración; de mayores, imitando “outfits”, convirtiéndose en otras personas que no dejan de ser un apéndice de su yo.
Cada año escolar que pasa, se repite la misma historia, siempre existe una adolescente o niña herida por ser rechazada por la persona más importante para ella, su “mejo”, mejor amiga.
Es terrible ver cómo se sienten, defraudadas, abandonadas, heridas, fuera de su grupo de iguales buscando la aprobación de otros grupos de amigas o solas en su cuarto autolesionándose por sentirse huérfanas de amistad.
Los duelos por amistades rotas se traducen en ansiedad, pérdida de apetito, miedo, soledad, agresividad y depresión. Muchos de los conflictos escolares y situaciones de bullying enmascaran amistades rotas que obligan a los padres a buscar otros colegios para que puedan empezar relaciones sociales menos tóxicas.
¿Pero qué debemos hacer si algo de esto ocurre?
María de doce años, acudió a nuestra consulta por autolesionarse, en una relación de amistad entre dos niñas entró una nueva amiga, María sintió tanto que perdía a su amiguita que decidió llamar la atención haciéndose unos pequeños cortes con la cuchilla del sacapuntas. Trabajar con María, su familia y de forma coordinada con el colegio ha permitido un gran avance del proceso psicológico de la niña.
La inestabilidad emocional, la impulsividad generada y la autoimagen devaluada pueden trabajarse en terapia. Las niñas dañadas pueden aprender a cambiar sus percepciones, a veces distorsionadas y construir un autoconcepto resiliente con las habilidades sociales necesarias para surfear entre mares de amistad complicados.
Si tienes alguna hija, nieta, sobrina en situaciones de este tipo recuerda que no todo es como antes, vivimos en un mundo muy narcisista con egos muy vulnerables a relaciones tóxicas. Las jóvenes de hoy en día son frágiles, con un nivel bajo de tolerancia a la frustración y precisan de ayuda para reconstruirse psicológicamente y desarrollar estrategias de afrontamiento.
¿Qué objetivos serían marcados en su terapia?
Lo primero de todo reducir la ansiedad, el miedo y la soledad cambiando los patrones de pensamientos negativos que rumia de forma descontrolada.
Después aprenderá a conocer y regular adecuadamente sus emociones, refocalizando aquéllas más dañinas adquiriendo el autocontrol necesario para ello y aprendiendo técnicas de relajación y de afrontamiento de estrés ante situaciones similares.Terminaremos restaurando su autoestima, desarrollando habilidades sociales y dotándola de herramientas eficaces que le permitan afrontar de manera más adaptativa y flexible las diferentes situaciones a las que tenga que enfrentarse.
Ya decía Aristóteles: “el deseo de ser amigos es un trabajo rápido, pero la amistad es una fruta de maduración lenta”.
Enseñemos y trabajemos en familias, en el cole y en las consultas de psicología si hiciera falta, cómo cuidar a los amigos y cómo desprenderse de otros muchos que posturean a nuestro lado haciéndose pasar por lo que no son.
María Dolores Mora
María Dolores Mora es psicóloga y orientadora escolar en Tranquilamente Psiquatría y Psicoterapia