Vivimos en un mundo lleno de estímulos. A menudo nuestro día a día está sometido a multitud de estresores, demandas y exigencias que con frecuencia derivan en la sensación de no llegar a todo, sentirnos sobrepasados o abrumados por la carga de la multitarea, la hiperproductividad o la medida de nuestra valía exclusivamente desde la hipereficacia. En medio de esta vorágine es posible que aparezcan síntomas que nos pueden asustar acomo cefaleas, temblores o dificultades para el sueño y nos preguntemos qué nos pasa. Al consultar a un profesional podemos encontrarnos en la tesitura de que todo se nos achaque a la ansiedad y se minimice la realidad de que nuestros síntomas existen.
En resumen podemos decir que esto ocurre porque las fronteras que diferencian la psiquiatría de la neurología han concebido que las enfermedades deben pertenecer a un campo u otro, pero realmente, esto no es más que un acuerdo de la ciencia moderna para categorizar enfermedades y compartimentar la medicina ya que nuestro sistema nervioso es único.
«Visitar a un neuropsiquiatra puede ayudarte a simplificar tu diagnóstico, minimizar las secuelas de tu tratamiento y darle sentido a síntomas que pueden haberte agobiado y recibido la etiqueta de ansiedad durante muchos años»
Esta división podría resumirse en que aquellas patologías evidentes a través de pruebas diagnósticas, caen del lado de la neurología (como la epilepsia) mientras que aquellas en las que no se dispone de esta evidencia se catalogan como psiquiátricas (por ejemplo el trastorno bipolar). Sin embargo, usando estos mismos ejemplos cabe reflexionar sobre el elevado número de pacientes epilépticos que presentan manifestaciones psiquiátricas (como ansiedad o depresión). Igualmente, la respuesta del trastorno bipolar a fármacos antiepilépticos nos ilustra acerca de lo fina que es la imaginaria línea que hemos trazado entre la neurología y psiquiatría. En la práctica real, nos encontramos que estas fronteras artificiales a menudo se diluyen y la mayoría de los trastornos que vemos presentan un mestizaje más propio de la complejidad de nuestros cerebros que de la simpleza de los manuales.
«Es por ello que se precisan profesionales adiestrados en ambos campos y que puedan evaluar, aunar y tratar ambos tipos de síntomas»
Un ejemplo de ello es la cefalea tensional que se caracteriza por dolores de cabeza frecuentes y repetidos asociados a un estado de tensión muscular continuo en respuesta a estrés. De hecho esta entidad de trata con fármacos antidepresivos y ansiolíticos pero a la vez precisa de realizar pruebas y exploraciones neurológicas que descarten otras alteraciones en nuestro sistema nervioso. Los pacientes con cefalea tensional a menudo se encuentran tratados de su cefalea por un neurólogo que obvia el componente emocional y teniendo que acudir a un psiquiatra o psicólogo para tratar su ansiedad…o lo que es peor: no tratándola.
Es por ello que se precisan profesionales adiestrados en ambos campos y que puedan evaluar, aunar y tratar ambos tipos de síntomas. La neuropsiquiatría como subespecialidad existe en muchos países de Europa (por ejemplo Reino Unido) y ha demostrado que esto simplifica la vida de los pacientes ya que evita la duplicación de citas, mejora su calidad de vida y simplifica los tratamientos.
En Tranquilamente contamos con la Dra. Encarna Domínguez Ballesteros que ha realizado ambas especialidades médicas y ejercido como Neuróloga, Psiquiatra y Neuropsiquiatra en Reino Unido. Visitar a un neuropsiquiatra puede ayudarte a simplificar tu diagnóstico, minimizar las secuelas de tu tratamiento y darle sentido a síntomas que pueden haberte agobiado y recibido la etiqueta de ansiedad durante muchos años. También a profundizar en el por qué de los síntomas y buscar alternativas desde una visión más amplia y centrada en tus necesidades.
La Doctora Encarna Domínguez es Psiquiatra, Neuróloga y trabaja en Tranquilamente Psiquiatria y Psicotarapia.